¿Qué harías con 14 mil dólares disponibles por minuto? Según la revista Forbes, esa es la suma de dinero que Carlos Slim tiene como fortuna. Ahora déjame cambiarles la pregunta: ¿Qué harías por 14 mil dólares por minuto? Solamente tres letras hacen una gran diferencia y cambia todo el sentido de la pregunta. Piensa en todo lo que la gente hace por obtener dinero: Venderán su integridad y su carácter por dinero, entregaran sus cuerpos por dinero, robaran, mentirán, mataran en pos de él, y arruinaran no solo sus vidas sino la de sus familias tan solo por obtener un poquito más. Salomón nos dice:
“El hombre avaro corre detrás de las riquezas y no se da cuenta de que la miseria va a caer sobre él”. Proverbios 28.22.
El problema aquí descrito no está relacionado con el dinero como tal, sino en la actitud frente al dinero. No hay nada malo en querer progresar económicamente, en tratar de avanzar y alcanzar las metas financieras. No hay nada de malo en buscar el bienestar económico y la estabilidad financiera. Pero lo que si condena la palabra de Dios es ese anhelo desproporcionado que impulsa a las personas a ser deshonestas, fraudulentas, a tranzar, a mentir, robar y en el peor de los casos a asesinar por dinero. Aquí hay que preguntarse: ¿Valdrá la pena perder la familia por el dinero? ¿Vale la pena perder la integridad, la confianza, la rectitud por unos cuantos dólares más? Jesús dijo:
“Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?”. Marcos 8:36.
Por supuesto que esta pregunta solamente tiene una respuesta: “Nada” El dinero puede comprar todo lo inimaginable que ofrece el mundo, menos la vida eterna. Y ahora por primera vez en esta carta, Santiago va tocar el tema del dinero. Desde los versículos 2 al 8 Santiago ha desarrollo el tema del sufrimiento y nos mostró no solamente la actitud que debiéramos de tener cuando enfrentamos el sufrimiento, sino que también nos da el propósito por el cual tú y yo enfrentamos el sufrimiento.
Y en los versículos 9 a 11 Santiago sigue la misma línea del sufrimiento, y se dirige específicamente a los hermanos ricos y a los pobres. Y esto es así, porque la pobreza en sí, ya es una prueba, mientras que las riquezas es una tentación. Tanto la riqueza como la pobreza se pueden constituir en pruebas a nuestra fe, porque ambas pueden distraernos del camino y alejarnos de Dios. Las riquezas sirven como fuente alternativa de seguridad fuera de Dios; la pobreza nos lleva a dudar de la providencia de Dios.
Así que en cuanto al tema del dinero, en la biblia encontramos muchos testimonios de las cosas terribles que el dinero y las riquezas pueden causar en el corazón de una persona. Tomemos como ejemplo la vida de Salomón, porque él fue un hombre que su vida estaba centrada en Dios, enfocada en Dios y rendida únicamente en Dios; y Dios lo bendijo tanto que Salomon tenia una riqueza como ningún otro hombre en la tierra. Leer 1 Reyes 10.14-29.
Y si eso le parece poco, no contento con su riqueza “Él tuvo 700 esposas, hijas de otros jefes de estado, y 300 concubinas”. 1 Reyes 11.3. Pero ahora ese mismo rey que antes había pedido sabiduría, que su vida estaba centrada en Dios, enfocada en Dios y rendida únicamente a Dios, termina por abandonar, cambiar y traicionar a Dios. A tal nivel, que Salomón introduce en Israel la adoración al dios pagano Moloc, un dios que exigía sacrificar en el altar a los hijos, e Israel termina abandonando al Dios verdadero.
¿Qué le sucedió a Salomón? Salomón el hombre más sabio que ha existido, cuando se aparto de Dios no supo que hacer con tanta riqueza que terminó perdiendo la cabeza. Y si tal vez tu suspiras de tranquilidad pensando: “Yo no tengo la riqueza que tuvo este hombre y mucho menos la tendré, es más yo estoy bien contento con mi esposa, para que más” Es cierto, tú y yo no somos Salomón, pero nuestro corazón tiene el mismo potencial que tenía el corazón de Salomón. Este es precisamente el por qué el Señor Jesús nos advierte en cuanto a este tema:
“Mirad, y guardaos de toda avaricia porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee.” Lucas 12.15.
Esta es una seria advertencia porque en cualquier momento la avaricia se va a presentar con una oferta tentadora, una posición, un negocio, un emprendimiento, una oferta de ganancias, dinero rápido que te va impulsar a la avaricia. Jesús nos dice: “estén alertas, estén vigilantes porque no sabes en qué momento puedes ser arrastrado, esclavizado, y prisionero de la avaricia. Pero el peor escenario que les puede acontecer es que terminen abandonando, cambiando y traicionando a Dios. Y Santiago también nos habla de este mismo peligro, que en ese afán por conseguir un poco más de dinero, terminemos abandonando a Dios, y les habla en primer lugar a los hermanos de escasos recursos:
“El hermano de condición humilde no se avergüence de ser pobre, porque Dios lo ha puesto en un lugar de honor”. Santiago 1.9 (PDT).
La avaricia por querer tener más, ha llevado a muchas personas a estar dispuestos a abandonar a su familia, su fe y sus principios éticos y morales por mucho menos de la cantidad que usted se imagina. Y sin lugar a dudas que la pobreza y la vergüenza de ser pobre han hecho que muchos crucen una línea entre el bien y el mal. Como les decía, la palabra de Dios tiene mucho material en cuanto al tema del dinero, pero creo que una historia que nos puede ayudar a estar prevenidos y en estado de alerta frente a los peligros de la avaricia es la historia de Acán.
Acán nos ofrece el ejemplo perfecto de lo destructivo que puede llegar hacer el permitir que la avaricia tome el control del corazón, pues no solo la avaricia puede afectar al individuo, sino que este pecado puede repercutir en su familia. Leer Josué 7.16-25.
La advertencia es muy clara: Siempre que permitas el pecado en tu vida, ese pecado traerá consecuencias no solo a ti, sino a quienes te rodean. Esta es una historia que confirma que todo pecado no solo afecta al pecador, sino a quienes le rodean. Pensar lo contrario es la peor mentira que Satanás se ha inventado. Si no lo creen, pregúnteles a tantas familias dañadas porque el padre de familia por querer tener unos pesos más, descuido su hogar, está huyendo de la justicia, o esta perseguido por sus mismos cómplices o detenido en una prisión. Tal vez Acán pensó: “es algo que me merezco, he luchado como ningún otro por esto, y es justo quedarme con algo del botín al final de cuentas, todos los ejércitos los hacen. Pero Acán eligió la peor parte y es allí que Dios tiene que intervenir y castigar la avaricia.
“Y todos los israelitas los apedrearon, y los quemaron después de apedrearlos. Y levantaron sobre él un gran montón de piedras, que permanece hasta hoy. Y Jehová se volvió del ardor de su ira. Y por esto aquel lugar se llama el Valle de Acor, hasta hoy” Josué 7.23-26.
La pregunta es: ¿Cómo vencer este enemigo llamado la avaricia?:
1. Nuestra mejor defensa en contra de la avaricia es la fe:
Desde los versículos 2 al 8 Santiago nos ha desafiado a confiar en Dios, a tener la plena seguridad de que Dios está con nosotros en medio de cualquier situación que estemos enfrentando, y eso también incluye tener fe cuando el dinero no nos alcanza. Santiago nos dice: Que aun en medio de la pobreza, de una situación financiera difícil, cuando ese dinero no alcanza, recordemos quienes somos y a quién le pertenecemos:
“El hermano de condición humilde no se avergüence de ser pobre, porque Dios lo ha puesto en un lugar de honor”. Santiago 1.9 (PDT).
En otras palabras, ¿Estas pasando por una dificultad financiera, estas en crisis en términos de finanzas? Confía en Dios, permite que sea Dios el que traiga sanidad, orden y estabilidad a tus finanzas. ¿Cómo vencer este enemigo llamado la avaricia?
2. Solo Dios puede satisfacer nuestra vida:
Las cosas terrenales nunca podrán satisfacer el alma, no importa cuánto tu puedas atesorar en este mundo, nunca estaremos satisfechos porque el alma fue diseñada para encontrar su plena satisfacción en Dios.
“El que ama el dinero, no se saciará de dinero; y el que ama el mucho tener, no sacará fruto. También esto es vanidad”. Eclesiastés 5.10.
El Señor nos dice que dinero no sacia la necesidad más importante del corazón del hombre. Aunque las personas crean lo contrario, están cometiendo un grave error. Porque la persona que quiere 5, cuando los tiene, va querer 10, y cuando llega a 10, va sentir la necesidad de más. El alma siempre pedirá más, porque el dinero no fue diseñado para proveer el tipo de satisfacción que nuestros corazones necesitan.
3. Que ni la prosperidad ni la escasez corrompan tu integridad:
No sé qué tipo de necesidades económicas estés enfrentando, pero no permitas que las circunstancias afecten tu integridad.
"Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré". Hebreos 13.5.
PREGUNTAS PARA REFLEXIONAR
¿Que es más valioso para ti: las cosas que el dinero puede comprar o aquellas que el dinero no puede comprar?
¿Que tan peligroso puede ser la avaricia?
¿Cómo aconsejarías a alguien que se avergüenza de ser pobre?
¿Cómo logramos vencer la avaricia?
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