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El Que Se Enoja Pierde III

  • pandevidamcallen
  • 2 mar
  • 6 Min. de lectura

   El enojo es una emoción tan peligrosa, que incluso las maneras en que nosotros respondemos, la manera en que tratamos de solucionarla, la forma en que nosotros procuramos frenarla nos advierte del daño que puede producir esta terrible emoción. Porque muchos intentan fingir que no están enojados, pero lo que se esconde de un momento a otro puede explotar como lo hace un volcán en erupción.  Otros han escuchado que contar hasta 10 es una buena forma de autocontrol, pero luego descubren que 10 no es suficiente y necesitan seguir contando. Incluso otros más prefieren estar solos con la esperanza de que las horas, los días y el tiempo sanen las heridas, pero al no ser tratada esa herida, su vida continua con dolor, resentimientos y amarguras. 

   

Pastor, pero ¿Por qué es tan difícil controlar el enojo? ¿Por qué me resulta tan desafiante poder mantener la calma y no enojarme? Yo creo que es debido a un problema en tus prioridades. Yo sé que a la primera suena como extraño eso de un problema de prioridades, pero déjame te lo explico y veras como nos vamos entendiendo. Tu problema de ira es un asunto de prioridades porque en ciertos contextos nosotros podemos controlar la ira, podemos frenar esos impulsos a responder con gritos, frenéticamente y violentamente. Hay ciertos escenarios donde nosotros entendemos que enojarnos nos traería consecuencias perjudiciales. Hay ciertos lugares donde nosotros podemos controlarnos porque de los contrario las consecuencias inmediatas  serian negativas para nosotros, que por esa razón nos controlamos. Usted se puede enojar, patalear, gritar, golpear, manotear en su casa, pero ¿Usted es capaz de hacer lo mismo delante de su jefe? ¿Es usted capaz de hacer lo mismo delante de su pastor? Por eso te digo que es un problema de prioridades. 

¿No te parece extraño, y mucho más extraño en una persona que dice ser cristiana, que considere más importante controlar su ira con su jefe que con su esposa? Muchos pierden el control de su enojo ante su esposa, sus hijos, su propia familia, pero con otras personas sí se pueden controlan. Esposos que se gritan, se insultan, hijos que gritan, tiran cosas, de pronto se vuelven pacíficos y unas dulces palomas fuera de casa.  Eso es lo que yo le llamo: Un problema de prioridades. Al actuar así, le estas dando más prioridad al dinero que ganas en el trabajo, a la relación que existe con tu jefe, pero menos importancia a tu relación con Dios y con tu familia.  Por lo tanto, no se nos debe olvidar que la ira descontrolada es pecado. Es pecado en el hogar, como fuera de él; es pecado si sucede en la casa de Dios, como si lo expresas fuera de ella; es pecado cuando sucede entre esposos, como cuando sucede con extraños.  El hecho de que tu esposa o tu esposo te soporta más de lo que lo haría tu jefe, no cambia el hecho de que es un pecado delante de Dios. ¿Qué debo hacer?  ¡Pon en orden tus prioridades! 

   

Como lo hemos visto en los estudios anteriores, el enojo trae consigo varios aspectos negativos: (1) no nos beneficia en nada, es más causa enfermedades.  Los arrebatos de ira pueden producir ataques cardíacos, accidentes cerebrovascular, etc. Así que estar de malas pulgas, te enferma. (2) Otro resultado negativo es que el enojo tiene todo el potencial para destruir nuestro hogar, porque cuando le permitimos actuar se destruye el respeto, el cariño, la comprensión, el dialogo, e incluso la intimidad no fluirá como una respuesta sincera y cargada de amor. (3) El enojo también trae como resultado negativo el que se convierta en un estilo de vida. Son muchos los que responden casi instintivamente con enojo. Ante lo más mínimo que suceda automáticamente te irritas. Pero quizás uno de los resultados negativos más peligrosos de esta emoción es (4) que el enojo es un aliado del diablo. Pablo nos dice:

No permitan que la ira los haga cometer pecados; que la noche no los sorprenda enojados. No le den ninguna oportunidad al diablo para que los derrote.”. Efesios 4.26-27. (PDT) 

En otras palabras, cuando usted se enoja le está abriendo la puerta de su vida para que el diablo la maneje a su antojo. Satanás sabe muy bien que la ira es un veneno que intoxica nuestra mente, alma y corazón. Que la ira provoca que el amor dentro de un matrimonio termine en odio, que el cariño en el hogar se convierta en desprecio, que la comunicación respetuosa y serena se transforme en gritos, discusiones y groserías. Satanás sabe muy bien que la ira trae la separación y la muerte en el hogar.  El diablo sabe muy bien que cuando no hay perdón es solo cuestión de días para dar lugar a la sed de venganza, al resentimiento, al rencor, a los pleitos, a gritos, a acciones que son totalmente antagónicas, opuestas, incompatibles a la gracia de Dios.

Porque un resentimiento no resuelto puede hacernos cruzar la línea que divide el bien, del lado aterrador. Cuando cruzamos esa línea, cuando dejamos que ese sentimiento tome fuerza en nosotros, hace brotar los actos más perversos del corazón del ser humano. Quizás ninguna otra emoción le inyecte tanta fuerza a la obra del enemigo como lo es la ira y el enojo. Lo que el apóstol nos dice es una verdad que no podemos ocultar, la ira descontrolada le da permiso al diablo para que opere sin ninguna restricción en tu vida. Cuando usted se enoja, en un abrir y cerrar de ojos a su alrededor se posicionan estratégicamente toda una legión de demonios listos para incitarlo a la violencia. La advertencia es clara: Cuidado porque el diablo anda suelto buscando a quién devorar, y la ira es como un caramelo que atrae al diablo.  

Otro aspecto negativo de la ira es (5) que el enojo no le permite a Dios usarte: En otras palabras: obstruimos el plan de Dios para nuestras vidas. “porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios”. Santiago 1:20. El enojo nos imposibilita para ser usados por Dios, nos descalifica en posiciones de liderazgo, de autoridad espiritual, no vamos a poder ser efectivos en la obra que Dios quiere que realicemos. Ahora no encasillemos este versículo solo a posiciones de liderazgo dentro de la iglesia únicamente, su impacto nos habla también de nuestro testimonio con los de afuera y en especial en el hogar. 

Podemos preguntarnos, ¿Qué clase de testimonio les estamos dando a nuestra familia si ven que papá y mamá viven enojados? Es muy posible que tus amigos, tus familiares, y tus hijos se estén preguntando: ¿Cómo puede ser posible que cada domingo mis padres estén en la iglesia, cantando en la iglesia, levantando sus manos en la iglesia, orando, y escuchando la palabra de Dios, pero cuando están en casa se están gritando? 

Santiago nos dice: La justicia de Dios no puede coexistir con la ira, el enojo y la rabia. Porque donde Dios está presente hay paz, donde la ira está presente hay conflicto; donde Dios está presente hay amor, donde la ira está presente hay odio, donde Dios está presente hay alegría, donde la ira está presente hay amargura; donde Dios está presente hay cariño, donde la ira está presente hay rencor; Donde Dios está presente hay perdón, donde la ira está presente hay venganza; donde está Dios presente, la ira no puede estar. 

    Pastor, reconozco que soy de mecha corta, me enojo con mucha facilidad, he herido a las personas que más amo con mis palabrotas, con mis groserías y con este carácter horrible que me cargo, ¿Qué debo de hacer?  Bueno, usted ha dado el primer paso que es reconocer que su carácter no le agrada a Dios, así que pídale perdón a Dios, deje que Dios moldee su carácter y pon en práctica estos dos principios:

  1. Incrementa Tu Relación Con Dios:

Muchas familias están luchando con la rebeldía de los hijos, divorcios, las finanzas, situaciones hostiles. Y hoy más que nunca tenemos que venir a los pies del Señor. Si Dios no está en el centro de nuestros hogares créame que las situaciones se pondrán más difíciles. 

Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican” Salmo 127.1

Padres tenemos que restaurar la comunión con Dios en el hogar. Tomar tiempo para orar juntos, buscar a Dios juntos, el no conformarnos con tan solo los pocos minutos que dura el culto dominical y sentirse satisfecho. No podemos excusarnos pensando que estás cumpliendo como líder espiritual de la familia por traerlos a la   iglesia.   Ser padre es una tarea difícil, nadie dijo que era sencillo, pero la buena noticia es que Dios nos ha dejado la instrucción necesaria para tener hogares que den un buen testimonio. 

  1. Si la ira de Dios trajo restauración; la Tuya También Puede Serlo

  ¿Cómo respondió Dios cuando el pecado entró en el mundo? Respondió de manera redentora. ¿Cómo expresó su ira? Envió a su propio Hijo a este mundo a fin de que muriera en nuestro lugar y darnos la salvación. Leer Colosenses 3.12-15.

   Cuando la ira se presente, recuerda que puedes sustituirla por amor, perdón y restauración. 

 
 
 

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