Déjame preguntarte: ¿Tienen los cristianos el deber de apartar un día de cada 7 días para la adoración a Dios? ¿Qué tenemos que hacer y no hacer en ese día? ¿Por qué los israelitas apartan el sábado y nosotros los cristianos el domingo? ¿Cuándo y porque ocurrió ese cambio?
Hoy nos encontramos con un tema muy importante para nuestra vida espiritual. Es tan importante que la vida espiritual esta proporcionalmente relacionada con el compromiso que tengamos hacia el día del Señor. Nuestra vida espiritual depende de que tanto equilibramos nuestra agenda, nuestro calendario, nuestro horario con ese día que Dios aparto para encontrarnos en Su presencia.
Marcos 2:23-28 nos presenta otro de los títulos claves de Jesús: “Señor del día de reposo” (v. 28). Esa designación, procedente de los propios labios de Jesús, subraya su autoridad divina. Al afirmar que era el Señor del día de reposo, Jesús básicamente declaró Su autoridad sobre toda la religión judía, porque la observancia del día de reposo era la actividad más sagrada de toda esa estructura religiosa en Israel. Leer: Éxodo 20.8–11.
Hay dos principios muy importantes en relación al día del Señor: En primer lugar, debemos notar que el mandamiento del día de reposo es precisamente eso: un mandamiento. Esto choca un poco con nosotros, porque en nuestra cultura el descanso es algo que podemos hacer cuando ya no tenemos nada que hacer. Es justamente por esta razón que el Señor no nos permite elegir que día tomar para descansar. Ni mucho menos nos consulta si queremos o no queremos. Ni tampoco nos pregunta si hemos terminado todo el trabajo para que de ese modo podamos reposar; y no lo hace porque Dios lo ordeno como un mandamiento.
En segundo lugar: el día de reposo es: «para el Señor». Aquí también encontramos un concepto que choca con nuestros prejuicios. Para nosotros un día de reposo es primordialmente un día para nosotros. Pero el mandamiento original del día de reposo es: “un día que se apartaba para celebrar la bendición de ser Hijos de Dios, para agradecer las bondades recibidas y para volver a reordenar la vida según los parámetros eternos de Dios”. Un día de descanso, que no era meramente la ausencia de actividades, sino un tiempo vital en el ciclo de renovación espiritual que necesitamos todos los creyente. Para que su vida espiritual se fortalezca y se mantenga activa, para evitar precisamente ese desgaste espiritual. Entonces, aparte de ser un mandamiento, y de ser el día del Señor, hay dos argumentos fuertes que refuerzan el Cuarto Mandamiento:
Dios como nuestro mayor ejemplo:
Leer Éxodo 20.11.
¿Por qué Dios reposo después de haber hecho Su creación? Dios reposo para declarar que Su obra creadora había sido completada. Dios también reposo para expresar un sentido de satisfacción o deleite de todas las cosas que Dios había creado: “Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera”. Génesis 1.31. Entonces, la mayor razón del porque debemos separar este día para el Señor es: “Porque Dios nos ha dado el más alto ejemplo”.
La bendición de Dios:
“por tanto, Jehová bendijo el día de reposo* y lo santificó”. Éxodo 20.11. Dios bendijo ese día, y a través de esa bendición Dios estaba declarando el propósito de ese día, prometiendo proveer todo lo necesario para el cumplimiento de ese propósito. Por eso es imposible tener una vida espiritual en victoria, vigorosa, creciente, es imposible madurar como cristianos si no se guarda adecuadamente el día del Señor. Porque al no hacerlo, estamos perdiendo la bendición de Dios, al no hacerlo estamos perdiendo el ser fortalecidos por Dios. Leer Isaías 58.13-14.
Sin miedo a equivocarme, muchos cristianos están fracasando en su vida espiritual porque no guardan el día del Señor apropiadamente. Sin duda que mucho del retroceso espiritual se debe a que como dice Isaías, estamos andando en nuestros propios caminos, estamos haciendo nuestra propia voluntad y no estamos cumpliendo con este mandamiento. Pero este punto no termina allí, porque no se trata de cumplir por cumplir un horario, sino que también se trata de la actitud cuando apartamos ese día, porque muchos ven este día como un obstáculo en su calendario; Lo ven como algo pesado, por obligación y si vienen sienten que ya cumplieron con Dios, y el día del Señor queda reducido a unas cuantas horas del día. Y lo que Marcos nos esta diciendo es: que lo que Dios estableció como un instrumento de bendición, se transformó en un instrumento de opresión. Leer Marcos 2.23-24.
Tan opresivo se había convertido el día de reposo, que los rabinos habían añadido 39 prohibiciones de cosas que no se podían hacer en ese día. Por esa razón, condenaron a Jesús y sus discípulos por violar la ley. Y Jesús les responde: “Por tanto, el Hijo del Hombre es Señor aun del día de reposo”. Marcos 2.28. Por esta razón nosotros no nos reunimos el sábado, sino el domingo. Porque el énfasis que encontramos en el Nuevo Testamento tanto en Cristo como en los apóstoles, no deja duda sobre cual es el día señalado por Dios para la adoración a Él. Nuestro Señor resucito el primer día de la semana, completando así la obra redentora. Cristo no se levanto de la tumba el sábado, tampoco el lunes, resucito el primer día de la semana. Leer: Marcos 16:9. Sus primeras apariciones ocurrieron el día domingo y no en otro día. Leer Juan 20.19-20.
¿Principios positivos para la correcta observancia del día de reposo:
Prepárate apropiadamente para la llegada de ese día:
Planifica tu tiempo para que nada interfiera con el propósito de este día. Si el domingo tienes una reunión familiar, planifícalo de ante mano, de modo que puedas disfrutar en la casa de Dios y en la casa con tu familia. Es bueno tener comunión con tu familia, pero que no sea un obstáculo para que dejes de venir a buscar el rostro de Dios. Prepárate para la llegada de este día y veras que será un tiempo de deleite para ti y tu familia. Descansa apropiadamente la noche del sábado, de tal manera que podamos estar preparados, despiertos y con una buena actitud el domingo. Así mismo, que nuestros hijos se duerman temprano. El punto es, preparar adecuadamente nuestro corazón, anticipando con gozo, con expectativa la llegada de este día. Porque ese es el día que venimos para encontrarnos con Dios, para adorar a Cristo, para tener comunión unos con otros; es el día que vamos a alimentar nuestro espíritu con la Palabra de Dios. ¡Vengamos a la iglesia un corazón preparado!
Has todo lo que este en tus manos para poder alcanzar este propósito.
Leer Hebreos 10.25
Uno de los síntomas de apatía espiritual radica en el hecho de no anhelar estar en la casa de Dios, de permitir que otros asuntos se interpongan a este día que Dios ha establecido como el medio de Su gracia. El autor a los Hebreos nos da una advertencia muy precisa: “no abandonen esta actividad a un más cuando ven que el día del Señor se acerca”.
Recuerde que satanás esta: antes, durante y después que venimos a la iglesia.
Antes nos indispone para que no vengamos y pasan mil cosas para que no asistas. Y si no puede hacernos desistir, tratará de que no vengamos preparados. Durante el servicio intentará alejar nuestros pensamientos de este lugar, buscara distraerte con cualquier cosa: el teléfono que suena, la preocupación de la semana que comienza, el disgusto que tuviste en casa, los tamales que están en la estufa, etc. Y después que el servicio concluya, tratará de arrancarnos la palabra que fue sembrada. Créame que Satanás es experto en eso y lo hace muy bien. “Y éstos son los de junto al camino: en quienes se siembra la palabra, pero después que la oyen, en seguida viene Satanás, y quita la palabra que se sembró en sus corazones” Marcos 4.-14-15.
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