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Lo Que Siembras, Cosechas Parte I

Actualizado: 17 jun

Recordemos el contexto de estos versículos 6 al 8 porque en las clases anteriores estuvimos hablando acerca de llevar las cargas los unos a los otros. Porque todos los que estamos aquí, estamos llevando una carga; ya sea en el área emocional, sentimental, material, física, incluso espiritual, todos tenemos alguna situación que estamos enfrentando.  Y si eso es una realidad hoy en tu vida, tu estas en el lugar correcto, porque Pablo nos dice que el lugar donde esas cargas se hacen menos pesadas, el lugar donde esas cargas pueden ser liberadas, el lugar donde esas cargas pueden desaparecer es a través del apoyo, soporte y la ayuda de los hermanos: “Ayúdense unos a otros a llevar sus cargas y así estarán obedeciendo la ley de Cristo”.


Y ahora Pablo pide a la congregación que no solo miren a su alrededor, sino que ahora se enfoquen en aquellos que enseñan la palabra de Dios. “Los que reciben enseñanza de la palabra de Dios deberían proveer a las necesidades de sus maestros, compartiendo todas las cosas buenas con ellos”. (v.6).  Todos lo sabemos, el dinero es un elemento de mucha importancia en la vida del hombre. Nos guste o no, no podemos funcionar en esta tierra sin un poco de dinero.    Y esta es una realidad también para la iglesia, la iglesia difícilmente podrá funcionar sin sus aportes financieros.  Pero equivocadamente muchos creen que los aportes son exclusivamente para mantener al pastor y su familia, y lo que sobre, para las demás cosas que se necesiten. NO… Aquí en Pan de Vida nuestro presupuesto está diseñado de tal manera que está distribuido equitativamente no solamente para una persona, sino conforme al propósito que Dios tiene para Pan de Vida. 


Yo sé que este tema, es un área de mucha controversia, y muchos se preguntan: ¿El diezmo era solo para el Antiguo Testamento o para el Nuevo? ¿Es correcto dar el 10% o solo una limosna?  Lo interesante en cuanto a los diezmos y ofrendas dentro de la iglesia, es que no he escuchado todavía, de los que están en contra del diezmo, decir que quieren dar el 15% o el 20%. Los que se levantan en contra del diezmo y las ofrendas, solo piensan en poder dar mucho menos y algunos tener la excusa perfecta para no dar.  La realidad es que Dios sí estableció un sistema tributario en el Antiguo Testamento. Había un 10% destinado para los levitas que no tenían manutención, no tenían salario, no tenían ingreso. Había otro 10% que era dedicado para el templo propiamente dicho, su mantenimiento y todo lo demás. Otro 10% que servía para poder financiar las festividades religiosas del pueblo. Y un 10% que se tomaba cada tres años para otras necesidades. Ósea que, si hacemos cuentas, no se ofrendaba un 10% sino un poco más del 20%.


Ese sistema tributario no está en el Nuevo Testamento. Sin embargo, si pensamos en la intensión por la cual Dios establecido el diezmo en el Antiguo Testamento, esas razones si permanecen hoy día. Tenemos edificaciones que tienen que cumplir con las operaciones, hay ministerios que necesitan ser inyectados de capital.  De manera que las razones por las que Israel tomaba el diezmo permanecen hoy con nosotros. Yo creo que la pregunta que deberíamos de hacernos es: si a la luz de un nuevo pacto, donde hemos recibido mayor riqueza y bendición de parte de Dios: ¿Mi responsabilidad disminuye o aumenta? ¿Mi participación en la iglesia de Cristo debería de ser mayor o menor? Ahora que estamos en Cristo, la pregunta es: ¿Le pertenece a Dios todo lo que tengo o solo una parte? Por su puesto que le pertenece todo: Mi vida, mis recursos, mis finanzas, todo lo que tengo, todo lo que soy, todo lo que espero ser, es de propiedad de Dios y de nadie más. Permítanme darles algunos principios importantes con relación a lo que nosotros aportamos dentro de la iglesia:


1. EL SEÑOR ES EL DUEÑO DE TODO:

Del Señor es la tierra y todo cuanto hay en ella, el mundo y cuantos lo habitan”. Salmos 24.1. Es equivocado al momento de dar nuestras ofrendas y diezmos que nosotros creamos o pensemos que le estamos haciendo un favor a Dios. Todo le pertenece al Señor: tu hogar, tu automóvil, tu familia, tu dinero y tu vida. Sin embargo, en Su generosidad, Dios permite que nos refiramos a estos bienes como "nuestros".  Por lo tanto, cuando ofrendamos, no hacemos más que darle al Señor una pequeña parte de lo mucho que Él nos da.

2. TU COMPROMISO EN DAR, REVELA LAS PRIORIDADES DE TU CORAZÓN:

 “Cada uno debe decidir en su corazón cuánto dar; y no den de mala gana ni bajo presión, «porque Dios ama a la persona que da con alegría»”. 2 Corintios 9.7 (NTV). No se trata únicamente de que con nuestros aportes podemos sacar adelante la iglesia, NO. Nuestro uso del dinero expresa las prioridades de nuestro corazón. En mi caso personal, lo primero que yo hago es apartar lo que le corresponde a Dios; de lo demás, Dios se va encargar. Cuando yo lo hago de esa manera, realmente le estoy diciendo a Dios que en relación a las finanzas, Él esta primero. Así que, el manejo de tus finanzas es un reflejo de lo que verdaderamente amas. la pregunta es: ¿Tus finanzas demuestran que Dios esta en primer lugar?  

3. NO OFRENDES PARA QUE DIOS TE DÉ; OFRENDA PORQUE DIOS TE HA DADO:

Los aportes financieros a la iglesia no se tratan de un trueque, cambalache, o una especie de negociación con Dios. Hermanos nosotros no ofrendamos “para que Dios nos bendiga” sino al revés. Ofrendamos, porque Dios ya nos ha bendecido. Nuestras ofrendas no son para “negociar” con Dios, sino una muestra de nuestra gratitud y devoción por su bondad y generosidad con nosotros.

4. NO DEBE DE HABER NADA TAN GRATIFICANTE COMO EL OFRENDAR: 

no den de mala gana ni bajo presión”. (2 Co.9.7) Hay causas muy nobles en las cuales vale la pena invertir dinero: (Lugares de beneficencia, hospitales de niños, lugares de rehabilitación, etc). Pero no hay causa más excelente que apoyar la extensión del evangelio de Cristo. No es de extrañar que haya creyentes, empresas, compañías que hayan ofrendado mucho para el avance del Reino. Vale la pena.

5. SE GENEROSO AL OFRENDAR:

El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará”. 2 Corintios 9.6. Si tú quieres tener sanidad financiera, orden en tus finanzas, comienza con darle a Dios la prioridad de tus fianzas.  Si decimos que Dios es el Primero, Dios no puede estar al final de la lista cuando estas distribuyendo hacia donde se repartirá tus ingresos.  Para muchos esta primero la hipoteca, los seguros, la despensa, el pago de las suscripciones a internet, Netflix, Amazon, al lavado de carro, al pago de la tarjeta.  Y por último, si es que nos queda, a Dios, NO. Dios es primero, recuérdalo. 

6. EVALUA LA ACTITUD AL OFRENDAR:

 “Que no sea con tristeza ni porque lo obliguen, porque Dios ama al que da con alegría”. 2 Corintios 9.7. Cuando los hermanos pasan para recibir los diezmos, y tu das tus diezmos, esa acción hace parte de nuestra adoración a Dios. Eso significa que es algo que tú y yo tenemos que planificar. No es algo que debemos de dejar para el último momento.  Ofrendar es un acto de adoración y no hay que improvisar, así que prepárese para ese momento.  Leer Marcos 12.41-44.

    

De toda la multitud de personas que ese día estaban en el templo y que estaban dejando sus ofrendas, Cristo exalto la actitud de una sola persona, y esa persona era una mujer, viuda, en necesidad y sin recursos, pero con un corazón rendido a Dios.  Preguntemonos: ¿Estamos siendo fieles a Dios con nuestros aportes? ¿Tus finanzas son el resultado de una fiel mayordomía de los recursos que Dios te da? ¿Le estas dando a Dios lo que corresponde o te estas quedando con lo que le corresponde a Dios? El apóstol inmediatamente dice: “No se dejen engañar: nadie puede burlarse de la justicia de Dios. Siempre se cosecha lo que se siembra”. (v.7) 


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