No Se Equivoquen
- pandevidamcallen
- 10 feb
- 6 Min. de lectura

Todos independientemente de las habilidades que tengamos, de la capacidad intelectual que poseamos o de la experiencia, todos comentemos errores. Marcamos en nuestros teléfonos el numero equivocado, tomamos la salida equivocada en la carretera, pulsamos la tecla incorrecta en el teclado de la computadora, nos equivocamos al hablar, vamos al supermercado y compramos un artículo que no era. Estos son errores comunes que hacemos todos los días, y la mayoría de esos errores poco o nada de impacto tienen en nuestra vida, es más, el resolverlos y darles pronta solución es cuestión de poco esfuerzo. Sin embargo, hay una clase de error que nosotros no podemos darnos el lujo de cometer, y es precisamente ese error del que hoy nos estará hablando Santiago.
Santiago en los versículos del 16 al 18 quiere que entendamos que si no nos equivocamos, ya sea que estemos enfrentando el sufrimiento o estemos siendo tentados, cosas mejores vendrán a nuestra vida y cosas mejores sucederán en nuestra vida. Y como les decía, equivocarnos tiene un campo de acción tan amplio que según nuestro contexto, podemos aplicarlo primero que todo al sufrimiento desde los versículos 2 al 11. Así que, lo que Santiago desea que evitemos es sumarle dolor, al dolor que ya estamos experimentando cuando sufrimos, al responder equivocadamente. Porque es muy común que muchos ante el dolor piensen equivocadamente que Dios está ausente de nuestros problemas. De ahí la importancia de no equivocarnos al pensar que Dios esta desinteresado de nuestro dolor, o que a Dios no le importa si tu sufres o no. Por esa razón Santiago dice: “No se equivoquen”. Porque una y otra vez, la palabra de Dios nos dice que Dios está con nosotros.
“Aunque afligido yo y necesitado, Jehová pensará en mí. Mi ayuda y mi libertador eres tú; Dios mío, no te tardes”. Salmos 40.17.
Así que, Dios nunca abandona a sus hijos ni en tiempos de prueba, ni en tiempos de prosperidad; ni en tiempos de dolor, ni en tempos de felicidad; ni en tiempos de luto, ni en tiempos de gozo, recuérdalo !Dios siempre está con nosotros! Pero a veces nos equivocamos y pensamos que Dios no se preocupa por nosotros, que Dios esta distante, que la mano de Dios nos ha soltado. Pregunta: ¿Qué clase de crisis estas enfrentando? No te equivoques, Dios está contigo; ¿Qué tipo de dolor estas experimentando? No te equivoques, Dios está contigo; ¿Qué tan pesada es esa carga que llevas? No te equivoques, Dios está contigo.
Si aun no estás seguro preguntémosle a Nohemí que, debido a una hambruna sobre la tierra, Noemí y su esposo tuvieron que mudarse a la tierra de Moab. Estando en ese lugar muere su esposo y Noemí queda viuda con dos hijos. No me imagino cuán difícil debió ser ese momento para ella: estar en tierra extranjera con dos hijos, ¿Cuánto sufrimiento debió tener al perder a su amado esposo? Pasa el tiempo y sus dos hijos se casan con mujeres moabitas, una llamada Orfa y la otra llamada Rut. Después de alrededor de diez años, también mueren los dos hijos de Noemí. Más tarde, ella dijo a las mujeres de Belén:
“¡No me llaméis Noemí, sino llamadme Mara porque el Todopoderoso me ha llenado de amargura! Me fui llena, con las manos vacías me devuelve Jehová. ¿Por qué aún me llamáis Noemí, si ya Jehová ha dado testimonio contra mí y el Todopoderoso me ha afligido?” Rut 1:20-21.
Ella deseó no ser llamada más Noemí, que significa “agradable”, sino Mara, que significa “amargura”. Y nos podemos preguntar: ¿Dónde estaba el Señor en la vida de Noemí? ¿Por qué Dios permitió que murieran tan prematuramente?
“Entonces las mujeres dijeron a Noemí: ‘Bendito sea el Señor que no te ha dejado hoy sin redentor; que su nombre sea célebre en Israel” Rut 4:14.
Dios estuvo en todo momento con Noemí, a tal grado que Nohemí tuvo el privilegio de ser la abuela de Obed, padre de Isaí, y el padre de David, los cuales están en la genealogía de Cristo. Por esa razón Santiago nos dice: “No se equivoquen, no se engañen”. Hermanos en los tiempos que estamos viviendo y hacia donde se dirigen los últimos tiempos en el reloj profético de Dios, el que Santiago nos de esta advertencia a no equivocarnos es muy importante. Porque muchas veces ante las dificultades y las adversidades de la vida, son muchos los cristianos que responden como respondería cualquier persona que no ha conocido, ni hay sido afectada por el amor de Dios en su vida.
Santiago dice: “El, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad”. (v.18) Somos diferentes, por consiguiente, nuestra respuesta ante el dolor debería estar empoderada por quien soy yo en Jesús. Pero muchas veces al perder de vista los propósitos de Dios en medio del dolor, y al ignorar que Dios está con nosotros en medio del dolor respondemos con ira. Respondemos con amargura, con resentimiento, nos deprimimos, nos rendimos, nos soltamos de la mano de Dios, dejamos de orar, dejamos de buscar a Dios, dejamos de congregarnos, quitamos nuestra mirada de Jesús y nos encerramos en nuestro dolor. Con mucha razón Santiago nos dice: “No se equivoquen, no se engañen”. Porque algunos pueden cometer el error en medio del sufrimiento y comenzar a quejarse, de renegar de la vida, de dejarse vencer por las circunstancias, a perder las esperanzas, y lo peor que puede pasar es: De culpar a Dios por lo que les está pasando. Santiago responde:
“Todo lo que es bueno y perfecto desciende a nosotros de parte de Dios nuestro Padre, quien creó todas las luces de los cielos. Él nunca cambia ni varía como una sombra en movimiento”. Santiago 1.17-18.
Escucha muy bien: tus sufrimientos no llegan a tu vida sin sentido, tu dolor no es un error de la vida, tu dolor no es porque tuviste mala suerte; NO… Tus sufrimientos, dolores, tristezas, tus lagrimas hacen parte del plan de Dios. Todas las cosas cooperan para tu bien: las mejores y las peores, las tristes y las alegres, las que nos hacen llorar y las que nos hacen reír, las que traen caos y las que nos dan paz; las crisis y la prosperidad, todas están en las manos providenciales de un Dios bueno y perfecto.
Pero según el contexto que nos ofrece Santiago, no solo no debemos equivocarnos cuando enfrentamos el sufrimiento, sino también cuando se presenta la tentación. Creo que en este punto es donde se producen más cristianos caídos, derrotados y vencidos. Por varias razones: La primera de ellas es la que nos dice Santiago en el versículo 13.
“Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie”. (1:13.).
Santiago nos dice que hay un abismo enorme entre el propósito de Dios y el objetivo de Satanás. Porque cuando sufrimos Dios extiende su mano para levantarnos, mientras que en las tentaciones Satanás usa sus manos para aplastarnos. Cuando el dolor se presenta Dios usa esa experiencia para fortalecer nuestra fe, mientras que Satanás usa ese mismo dolor para que nosotros perdamos la fe. Cuando sufrimos el propósito es acércanos a Dios, Satanás busca alejarnos de Dios por eso nos tienta. Dios quiere que se desarrolle en nosotros la paciencia, fortaleza, madurez, pero cuando se trata de las tentaciones, ellas buscan sacar lo peor de nosotros incitándonos al mal. Entonces al igual que los sufrimientos, en las tentaciones alguien puede estar pensando todavía, que es Dios el autor de las tentaciones. Santiago te diría:
“No os engañéis en esto: Dios no nos da cosas malas, sino que es autor de todas las cosas buenas que recibimos” (1:17).
Pero sin lugar a dudas que hay algo más terrible y que debe de ser considerado con mucha seriedad y es: No equivocarnos al pensar que sí cedemos a la tentación no habrán consecuencias. Si tu permites que tus deseos sean atraídos, encendidos y conquistados por la tentación, las consecuencias serán devastadoras no solo para tu vida, sino para los que nos rodean. Mis amados hermanos, la peor mentira que ha vendido el Diablo, la peor mentira que nosotros muchas veces nos hemos creído es pensar que si cedemos a la tentación no habrá consecuencias. Porque alguien puede estar pensando que como no ha sido descubierto puede estar tranquilo y seguro. Alguien puede estar pensando que como su pecado no es de carácter escandaloso, puede seguir pecando. Santiago nos diría:
“No nos equivoquemos” “De esos deseos nacen los actos pecaminosos, y el pecado, cuando se deja crecer, da a luz la Muerte”. Santiago 1.15 (NTV)
¿Qué debemos de hacer para no equivocarnos? Tenemos que ver el pecado como Dios lo ve, tenemos que combatir el pecado como Dios nos pide que lo combatamos; tener que luchar en contra del pecado como Dios nos pide que luchemos. Y recuerda que en esta lucha, tu no estás solo: Leer 2 Timoteo 1:7.
Dentro de todas esas cosas buenas que hemos recibido de parte de Dios, tú y yo somos receptores, portadores, recipientes del Espíritu de Dios. Así que no hay porque desanimarse, no hay porque rendirse, no hay razón para frustrarnos porque el Espíritu Santo vive y actuar en ti. Leer Salmos 143:10.
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