Aunque ninguno de nosotros tengamos como meta sufrir, el sufrimiento se encuentra muy ligado a nuestra vida. Hoy alguien está sufriendo los azotes de una enfermedad inesperada, alguien está luchando con una crisis en el hogar, alguien está experimentando el hambre, la soledad, el maltrato, el abuso, la traición. Y es que vivimos en un mundo donde las cosas no son como deberían de ser: Hay matrimonios que sufren constantemente el maltrato, el abuso, la violencia o la infidelidad; hijos que sufren por causa de padres ausentes, abusivos; o padres que sufren la rebeldía de algunos de sus hijos. Jesús dijo: “Les he dicho todo lo anterior para que en mi tengan paz. Aquí en el mundo tendrán muchas pruebas y tristezas; pero anímense, porque yo he vencido al mundo”. Juan 16.33. (NTV).
De manera que lo que Santiago nos va enseñar hoy, es sumamente importante a la hora del enfrentar el sufrimiento. El apóstol Santiago es claro y directo. Como decimos los hispanos: “no tiene pelos en la lengua”, y dice las cosas directo, sin rodeos, sin anestesia. Pero en esta ocasión el apóstol no señala directamente un error, un pecado, o una falta, simplemente está despertando en los oyentes la necesidad de conectarse con Dios; no acusa a alguien de NO ser sabio.
Y esto es muy clave porque muchas veces cuando alguien está enfrentando el sufrimiento, algunas personas no tienen el tacto para hablar. Tristemente son muchos los que no tienen esa empatía con el dolor de la otra persona. Incluso hasta nosotros mismo nos tratamos sin tacto cuando enfrentamos el dolor, y eso sucede cuando nos culpándonos por no haber actuado de una forma o no haber anticipado esa situación. Pero Santiago en vez de buscar culpables por el dolor, el apóstol desea que en medio del sufrimiento nos acerquemos a Dios.
Que por cierto, esta es la gran diferencia entre los sufrimientos que son permitidos por Dios y las tentaciones que vienen de parte del diablo. Mientras que Satanás a través de las tentaciones tiene como objetivo el alejarnos de Dios; los sufrimientos son permitidos por Dios para acércanos más Él. Y yo creo que, si hay algo que todos necesitamos tener, y más cuando estamos enfrentando el sufrimiento, es tener sabiduría, es saber tomar correctamente el siguiente paso.
En un solo versículo Santiago nos va a dar dos elementos muy importantes: El primero: La fuente de la sabiduría, y lo segundo es ¿Cómo yo obtengo esa sabiduría? Pero antes de llegar allí, Santiago desea que nosotros hagamos un inventario, un análisis para comprobar si en verdad nosotros acudimos a Dios en busca de sabiduría. Y nos dice: “Si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría”. Y tenemos que ser sinceros porque la mayoría de las veces, nosotros asumimos que tenemos la sabiduría requerida para afrontar los desafíos de la vida, pero la realidad es que transitamos por esta vida tomando decisiones continuamente sin consultar primero la sabiduría que viene de Dios, cuando Dios mismo nos ha advertido que no debemos de depender solamente de nuestra inteligencia, capacidades, que no debemos de confiar solo de nuestra experiencia. Salomon nos dice: “Confía en el Señor con todo tu corazón, y no confíes en tu propia inteligencia”. Proverbios 3.5.
Si vamos a sinceros con el Señor, tenemos que reconocer que nosotros nos conducimos en la vida la mayoría de las veces, sin contar con la sabiduría del cielo. Compramos, vendemos, invertimos, cambiamos de casa, cambiamos de trabajo, cambiamos las metas, y luego vamos donde Dios y le decimos: “Señor mira ya hice esto, dejé de hacer aquello, ¿será que ahora tú me puedes bendecir?”. Cuando deberíamos de venir primero a Dios y después actuar. Santiago nos dice: “evalúate, has con sinceridad un inventario para ver si realmente tu recurres a Dios antes de tomar una decisión, antes de actuar en las cosas más mínimas, como en las más complejas, desde aquellas cosas que parecen que no tienen mucha relevancia, hasta aquellas que tienen una gran trascendencia, evalúate para comprobar si en verdad busca primero la sabiduría que viene de Dios”
Por lo tanto, la pregunta clave es: ¿Qué nos dice la Biblia en cuanto a la sabiduría? La Palabra de Dios tiene mucho material para enseñarnos acerca de este tema. Y lo primero que nos dice que la verdadera sabiduría comienza y tiene su origen en Dios. “El principio de la sabiduría es el temor de Jehová”. Proverbios 1.7. ¿Por qué es el temor el principio de la sabiduría? El temor al Señor no es miedo, no es terror, no es pánico. Hay una gran diferencia entre tener temor a Dios y miedo a Dios: el miedo a Dios hace que la gente huya de Dios, se esconda de Dios, le de la espalda a Dios. Pero cuando hay temor de Dios en nuestra vida, ese temor nos hace acercarnos a Él, porque sabemos que, aunque Dios grande y temible, también es un Dios grande en amor y misericordia. ¿Por qué es tan importante este temor a Dios? Sin ese temor reverente a Dios, el cristiano no puede llegar a ser un creyente victorioso frente al pecado, que vence la adversidad, que vence la tentación, que es sincero en su relación con Dios.
Y evidentemente que cuando pasamos y afrontamos tiempos de prueba, donde vemos que parece que no hay paz, donde el sufrimiento se hace insostenible, tenemos la urgente necesidad de buscar la sabiduría de Dios. Leer Proverbios 3:5-7
Quien escribe estos versículos es un hombre que podemos categorizar como el hombre más sabio que haya existido en todos los tiempos. Pero que esa sabiduría que poseía tuvo un origen, tuvo un comienzo y ese comienzo no fue en un aula de clases, no fue en una terapia de grupo, esa sabiduría vino de Dios. Leer 1 Reyes 3:5-11. “Y se le apareció Jehová a Salomón en Gabaón una noche en sueños, y le dijo Dios: Pide lo que quieras que yo te dé. (v.5). Y Salomón pidió una sola cosa: Da, pues, a tu siervo corazón entendido para juzgar a tu pueblo, y para discernir entre lo bueno y lo malo; (v.9) Cuando se le dio la oportunidad de tener lo que quisiera, Salomón pidió una sola cosa, sabiduría («corazón entendido») Salomón entendió que la vida es tan difícil como para vivirla separado de Dios.
Hermanos, Dios está más dispuesto a concedernos sabiduría más que cualquier otra necesidad. Porque lo demás vendrá por añadidura de Dios. Y esto es muy importante porque necesitamos sabiduría para amar, obedecer, seguir y caminar con Dios; yo necesito sabiduría en el hogar para ser el esposo conforme al corazón de Dios; yo necesito sabiduría para saber educar a mis hijos. En el trabajo, en el estudio, en las finanzas, para vencer mis pecados, para vencer las tentaciones, en todas las areas de la vida necesitamos la sabiduría que viene de Dios.
Así que no importa si eres muy intelectual, no importa la cantidad de títulos académicos obtenidos, la enorme experiencia que se pueda acumular, el hombre que no ha permitió que Cristo sea Su Señor y Salvador vive una vida en necedad. Ahora ¿Qué consecuencias les espera a este tipo de personas?: “Pues despreciaron la sabiduría y no quisieron honrar al Señor; porque menospreciaron mi consejo y rechazaron mi corrección, cosecharán el fruto de su conducta, se hartarán de sus malas intenciones, los matará su desvío e inexperiencia, su despreocupación y necedad los destruirá.” Proverbios 1.29-32 (NBV)
Por lo tanto, la sabiduría no es conocimiento, la sabiduría no son las habilidades, incluso personas que no caminan con Cristo pueden y tienen frecuentemente mucho conocimiento y muchas habilidades, y muchas veces tienen ambas cosas; Pero la sabiduría se obtiene cuando Dios está en centro de nuestras vidas. La sabiduría comienza cuando tú conoces a Dios, caminas con Dios, cuando tienes temor de Dios y cuando descansas en la voluntad de Dios. Tal vez te preguntas: ¿Por qué Salomón, siendo un hombre tan sabio, que escribió tantos principios sabios, termino fallándole a Dios? Porque la sabiduría depende y está estrechamente relacionada a mi cercanía con Dios: A mayor cercanía de Dios, mayor mi sabiduría, cuanto más distante de Dios, menos sabiduría.
Salomón se desconectó de la fuente y cometió muchos errores. Cuando Salomón oró a Dios, Dios le dio una sabiduría extraordinaria, cuando Salomón se desconectó de Dios, su vida fue un desastre; tomó todas las decisiones erradas que un hijo de Dios no debe de tomar. Por eso Santiago nos dice: “Conéctense a la fuente que es Dios, y pídanle en oración sabiduría”. Y Dios le concede esa sabiduría a todos aquellos que le buscan. “Dios da a todos en abundancia sin hacer ningún reproche”. Santiago 1.5
Cuando venimos a Jesús en busca de sabiduría en tiempos de aflicción o en cualquier necesidad, tendremos respuesta. Y cuando el Señor nos da sabiduría, lo hace sin ningún reproche. Sin recordarnos lo indignos que somos, sin reprocharnos si lo merecemos o no lo merecemos, sencillamente nos la da en abundancia. SOLO TENEMOS QUE PEDIRLA.
PREGUNTAS PARA REFLEXIONAR
¿Cuál es la diferencia entre sabiduría y conocimiento?
Sí entendemos lo importante que es tener sabiduría, ¿Por qué muchos no la utilizan?
¿Es posible tener sabiduría fuera de Dios?
¿Cuál crees que sea más importante: Que Dios nos libre de cualquier sufrimiento, o que Dios nos de sabiduría en medio del sufrimiento?
Comentarios